Merry Grinchtmas

Los habitantes de la ciudad se han multiplicado en pocas semanas para gastar sus utilidades. El tráfico aumente el doble o el triple. Aumentan las colas de los bancos, del supermercado, del cine, de las tiendas de todo!

En los mall el volumen de los villancicos me impide la elemental función cerebral de ver en las vidrieras. En las calles se escuchan gaitas y en las radios vuelven a sonar esas criaturas mitológicas del bestiario venezolano: la chiva, la burra negra, la yegua blanca, la buena suegra.

Los árboles de las avenidas piden socorro entre los cables de lucecitas. Se extiende una nostalgia colectiva por una nieve que aquí no cayó y que lamento decirlo, nunca caerá.

Ángeles aterradores que sostienen velas en las manos, un espíritu de la navidad que parece un sobreviviente de las comunidades hippie, un lubrico san Nicolás que mueve con los brazos en alto sensualmente las caderas. Padres inconcientes regalan a sus hijos fuegos artificiales y después se lamentan al verlos quemados o peor sin dedos. Las librerías se llenan de agendas de un optimismo sospechoso y una oferta mas de libros Guinness, horribles calendarios de paisajes o si no de fundaciones, agendas de cueros, tarjetas en las que se ven palabras que nadie usa el resto del año, como “venturoso”. Por que hasta la lengua cambia en navidad. Lo que falta es que los restaurantes de Fast Food vendan platos navideños.

Y, todavía hay personas que dicen: que este año no hay ambiente navideño.

merry christmas;

Julio Cesar Castellanos