Le desir de le copilote

Me encontraba fuera de Puple Bar donde cada jueves en la noche asisto para tomar algunas copas y conversar con mis amigos.

Ellos se habían ido a las diez pero yo me había quedado un rato más. Cuando vi que eran las onces pedí la cuenta y me fui. Camine algunas cuadras. Me gusta pensar mientras camino en la noche, es tranquilo. Me relaja ver las exhibiciones Dries Van Noten, Rock and Republic ,y ver las luces de los carros. A la séptima cuadra decidí tomar un taxi. Pare uno, me senté adelante en el asiento del copiloto. Di mi dirección y arranco.

El chofer era un hombre blanco, delgado, cabello oscuro y grandes ojos. Se encontraba alrededor de los treinta años. Era atractivo.

En el camino fijo su mirada hacia mi; yo lo mire. Subió el volumen a la radio.

Yo miraba por la ventanilla pero no borraba su rostro de mi mente, realmente me gusto. Sentí una sensual adrenalina de solo pensar en tener sexo con un extraño. Su anonimato me atraía. Sentí que me miraba pero no lo mire; seguía mirando por la ventanilla.

Llegamos a una avenida donde el tráfico es largo a pensar de la alta hora pero es una zona muy concurrida por sus bares y club nocturnos. Pensé en decir: “que trafico ¿no?” pero me pareció estúpido. Solo se escuchaba My Moon My Man de Feist.

Seguía recordando su cara y sutilmente lo mire. Deseaba sus finos labios, besar su largo cuello y tocar sus gruesas manos. Cerré los ojos e imagine tener sexo dentro del taxi con el. Solo escuchar nuestros gemidos, sentir su cuerpo junto al mío y una lejana Feist.

Quedaban pocas cuadras y no pasaba nada. Todo era un sueño, una utopía.

A los pocos minutos le indique que me dejara al tercer edificio de mano izquierda. Aun dentro de mi sobrevivía la esperanza de que el tomara mi brazo al bajar y me besara apasionadamente pero, no sucedió. Solo cancele, di las buenas noches y baje.

Julio C. Castellanos.